El tramo de este juicio que indaga nueve hechos ocurridos entre marzo y diciembre de 1976 concluyó con una inspección ocular realizada en la vivienda ubicada en Brasil 755 y los alrededores donde fueron abatidos José María Villegas y José Osatinsky (hecho octavo). El juicio se reanudará el 5 de febrero próximo. Para la abogada Lyllan Luque la hipótesis inicial quedó confirmada.
Por Katy García*
El Tribunal conformado por Julián Falcucci (presidente) y los vocales Jaime Díaz Gavier y José Fabián Asís, junto a las partes, se constituyó, el martes pasado, en la vereda de la vivienda, y antes de recorrerla junto al testigo Raúl Berti, escucharon el testimonio de Rafael Alfredo Moreno, vecino de la cuadra. En 1976, vivían cinco personas en la casa. Cuatro estudiantes -Néstor Morandini, Carlos Guillermo Berti, José María Villegas y José Osatinsky- y Raúl Berti, empleado bancario y hermano de Carlos.
La abogada patrocinante Lyllan Luque –quien junto a Claudio Orosz (apoderado) representan a Sara Solarz de Osatinsky- , evaluó que “los testimonios de los vecinos de la casa han permitido reconstruir lo ocurrido el día del hecho. Desde nuestra perspectiva, revelaron el accionar desmedido de las fuerzas de seguridad que terminó con la muerte de los jóvenes. Y se desarmó la versión oficial de un enfrentamiento”. Asimismo, destacó que la inspección judicial permitió “apreciar sobre el terreno las distancias y espacios que confirman la hipótesis que sostendremos al formular nuestros alegatos”. Lo expuesto más la documental existente le permiten afirmar que existe abundante prueba.
Moreno, confirmó las declaraciones de testigos anteriores respecto a cómo sucedieron los hechos que terminaron con la vida de José María Villegas (21) y José Osatinsky (15) ocurridos tras un procedimiento llevado a cabo por 11 patrulleros del Comando Radioeléctrico según consta en la elevación a juicio. Cabe recordar que en esta causa, cuyas víctimas suman un total de 16, la única querellante es Sara de Osatinsky, la madre de José. En el banquillo están sentados un militar y 18 expolicías y hasta ahora han declarado 17 testigos.
Cascos azules, de infantería
El testigo contó que el 2 de julio de 1976 el vecindario permaneció en sus moradas con la orden de no abrir la puerta. Tenía 20 años cuando se produjo la persecución que culminó con dos muertes y la huida de los otros dos muchachos. Se acordó que aquella tarde se ubicó en una puerta ventana, con marcos y sin vidrio ydesde ahí “alcanzaba a divisar todo el casquerío” que llevaban en la cabeza unas 15 personas que pertenecían a la Guardia de Infantería mezclados con otros “verdecitos”, dijo, en referencia a la presencia de militares.
Desde ese lugar, escuchó que bajaban de un carro de asalto “por el ruido inconfundible del (motor) V8”. A los cinco minutos, más o menos, “dispararon con una ametralladora de cinta FAP”. Lo sabe, porque vivió en una base naval. Luego, evocó que ametrallaban los tanques de agua suponiendo que los jóvenes podrían estar escondidos detrás. Cuando se calmó el tiroteo “me acuerdo haber visto a uno de los chicos caminando, como si nada”, le dijo al Tribunal. Con el tiempo se supo que la policía ingresó a la propiedad y que tiraron desde adentro.
“El problema fue que (el día anterior) hubo una explosión y era de cajón que vendría la policía…pero nadie sabía la magnitud de lo que iba a pasar”, agregó. Años después se enteró por comentarios de vecinos que las fuerzas policiales habían ingresado a la propiedad de la familia Biondo y de allí habrían retirado y asesinado a los jóvenes. Justamente, en la esquina de Perú y Corro, donde él y otros testigos vieron “manchas de sangre”.
Por la noche, agrega, “cayó un comisario que no sabía dónde estaba la casa porque no había iluminación. Entonces, tuvo la «feliz» idea de tirar una ráfaga con la ametralladora para llamar la atención y lograr que la gente salga”. El defensor particular Sonsini Astudillo volvió sobre el día anterior al hecho y le preguntó qué había pasado. «En el silencio de la tarde se escuchó una explosión, no fue muy fuerte, una bomba. Para mí, era una bomba panfletera porque eran estudiantes”, respondió.
El testigo no vio patrulleros desde la posición donde se encontraba y tampoco que retiraran armas de la vivienda.
Raúl Berti-hermano de Carlos Guillermo Berti- quien declaró anteriormente en el recinto, participó en la recorrida de la vivienda, estilo chorizo, donde también funcionaba la carpintería del dueño de la propiedad que alquilaban.
Un Jefe duro
Previo a este acto procesal, amplió su declaración el imputado Miguel Ángel Bustamante, en aquel entonces jefe de la Guardia de Infantería. Aclaró que pese al consejo de su abogado ampliaba la declaración. Dijo entre otras cosas que la Alcaldía funcionaba en el Cabildo en tanto que su oficina se encontraba en Catamarca y Salta. Reconoció que revisaba las calificaciones y en una clara intensión de despegarse de su responsabilidad funcional frente a los hechos afirmó que en el D2 “se hacían cosas raras” y que las órdenes venían directamente del Tercer de Ejército.
Negó haber recibido órdenes directas de Luciano Benjamín Menéndez (fallecido) a quien conoció “en los palcos”. También afirmó que se quejó ante el comisario Esteban (f) por este tipo de detenciones y luego ante el coronel Rojas porque se llevaban a los policías y ellos se quedaban “sin gente para cuidar canchas y manifestaciones”. Sostuvo que era “un jefe duro pero honesto y jamás imprudente”.
La causa que está caratulada como “Montiveros Guillermo Antonio y otros p.ss.aa. Homicidios agravados con ensañamiento y alevosía (Ex Soria) y su acumulada “Del Prado Raúl Oscar s/homicidio agravado con ensañamiento y alevosía, está dividida en nueve hechos. En representación del Ministerio Público actúa Maximiliano Hairabedian. En tanto que la defensa está a cargo de abogados públicos y privados.
El 5 de febrero de 2019 se reanudarán las audiencias del juicio que comenzó el 2 de noviembre pasado. Durante la jornada concluirá la recepción de testimonios, se realizará la ampliación indagatoria de dos imputados y, posiblemente, ese mismo día comiencen los alegatos.
*Agencia Prensared (Informes Prensa Abuelas y Prensa TOF1)
Fotografías Nicolás Castiglioni
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