Ayer declararon Enrique Obdulio Borgui, ex delegado de Atilra, y Norma del Rosario Toledo, testigo del mega operativo que terminó con la vida de José Luis Nicola, Vilma Ortiz y Gustavo Gabriel Olmedo, militantes de la Organización Comunista Poder Obrero (Ocpo). «A eso de las 11 de la noche, las patotas salían a buscar gente que secuestraban y torturaban”, contó Enrique. Y Norma aún se pregunta “qué pasó con ese niño” .
Por Katy García
En la sala de audiencias del TOF 1 y en el marco de la recepción de testimonios de la Causa Montiveros (Hechos segundo y noveno) prestaron declaración ante el Tribunal y las partes Enrique Obdulio Borgui y Norma del Rosario Toledo. El fiscal Maximiliano Hairabedián realizó la pregunta inicial para que los testigos comenzaran a relatar sus vivencias. Luego fue centrando las preguntas alrededor de los hechos.
“Yo era trabajador en Sancor Cooperativas Unidas Limitada. Trabajé 12 años en esa empresa y el 21 de abril de 1976 cuando es ejecutado el Jefe de Planta, señor Raúl Velazco, yo estaba trabajando en el turno de 6 a 14. Fue la policía, creo que de la (seccional) Octava. A las 11:30 me llevan detenido desde Sancor al Cabildo, en el patrullero policial y mirando para abajo. Cuando llegamos al Cabildo, me bajan, me vendan los ojos, y me esposan con las manos para atrás. Ahí me entregan a la D2 de Informaciones. Estuve varios días. ¿Cuántos? no sé, porque estábamos incomunicados con todo el mundo”, dijo, al inicio de su relato, Enrique Obdulio Borgui, en aquel momento delegado de sección de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).
Ponían música fuerte
En ese centro clandestino de detención “Había dos bancos de cemento donde nos tenían sentados día y noche. Venían los torturadores que estaban en ese momento y nos pegaban, nos insultaban, pero ponían la música bien fuerte para que no escucharan los demás”. Contó luego que no podían hablar con nadie y que una sola persona se acercó. “Era la Diana Fidelman, que me dijo en voz baja me van a fusilar”. (N de la R. Diana Fidelman fue una de las 30 personas fusiladas en enfrentamientos fraguados. Fue torturada en el D2. El Juicio Videla, realizado en 2010, condenó a los responsables)
Del 21 de abril al 2 de junio de 1976 estuvo detenido en el D2 y en la Alcaidía. Luego pasó a la Unidad Penitenciaria de barrio San Martín. Recuperó la libertad el 16 de noviembre del mismo año. Mientras estuvo detenido no se le informaron los motivos y tampoco contó con la asistencia de algún abogado. “En ese tiempo no fui sacado personalmente para la tortura pero si los que estaban en esos bancos de concreto, alrededor de unas 20 personas, a toda hora. A eso de las 11 de la noche, las patotas salían a buscar gente que secuestraban y las torturaban”, afirmó.
Aunque las golpizas eran frecuentes. “Me pegaban en conjunto, trompadas en el hígado, en la cabeza”. Negó haber sido sometido a un interrogatorio pero se acuerda que mientras lo hacían le decían “Éste es el que mató al ejecutivo de SanCor”.
No puede identificar por sus nombres a los que actuaban pero recuerda que a dos les decían “el Perro y el Gato”.
En su paso por la Alcaidía donde el trato “era un poco mejor”. Estuvo con los presos comunes, sin esposas, ni vendas. Le llevaban comida de la casa y podía ir al baño.
Ante una pregunta del juez Fabían Asís en relación a cómo se vio afectada la familia respondió que en ese momento era soltero y vivía con su madre en un departamento interno en barrio General Bustos. “El día del golpe, el 24 de marzo, su madre estaba sola cuando reventaron la puerta del departamento”. Andaba escapando porque “Tenía miedo de que me secuestraran y me fusilaran por ahí”, revivió.
Estuvo siete meses preso. Una vez liberado, fue reincorporado por la compañía. El 1° de diciembre volvió a sus tareas habituales. Pero en noviembre de 1979 fue despedido. Piensa que lo echaron porque siguió siendo “el mismo de siempre” porque “hacía de delegado aunque no lo era” y los compañeros lo consultaban.
Al final del relato, agradeció las acciones llevadas adelante por el sindicato como la presentación de hábeas corpus. Y recordó al secretario general del gremio Pedro Antonio Juárez y a los demás dirigentes asesinados y desaparecidos. Claudio Humberto Nardini, Raúl Antonio Cassol, Oscar José Dominici, Juan Carlos Galván y Pablo Daniel Ortman.
“Yo también voy a ser papá”
Norma del Rosario Toledo declaró en relación al hecho noveno que indaga sobre los asesinatos de José Luis Nicola (25), Vilma Ethel Ortiz (22) y Gustavo Gabriel Olmedo (19), ocurridos el 26 de marzo de 1976 en el pasaje Bello. Ella también fue víctima del maltrato y la prepotencia policial.
“Vengo con mi verdad, no vengo a falsear. Sentí mucho miedo que se llevaran a mi hija y a mi marido que lo apuntaban. Fue una época que viví y sufrí. Cuando me dicen ¿no tenes miedo de declarar? Digo que no”, manifestó, esta vecina que pudo observar el operativo desplegado “cuando llegó la tarde, se cerró todo el manzano y estaba muy oscuro porque habían cortado la luz…”.
Norma vivía con su marido y una beba de meses. “Fue algo que me quedó para toda la vida”, dijo refiriéndose a la experiencia que vivió aquella tarde en el pasaje Andrés Bello, en Barrio San Vicente. Estaba viendo televisión cuando de pronto irrumpen en su casa tres hombres uniformados con armas largas que le apuntan a su marido mientras le preguntaban y actuaban con mucha agresividad quién era la niña y le exigían que mostrara la partida de nacimiento. Me tiraron la biblioteca al piso y rompieron cosas en el dormitorio.
-Es mi hija y nació en el Sanatorio Parque, el 4 de julio- les respondió.
Temía que llevaran a su hija y al esposo. Cuando su esposo les indicó que trabajaba en la Dirección de Arquitectura de la provincia se retiraron y les ordenaron que no se movieran de su casa.
“Pero como teníamos una cortina transparente vimos la balacera, policías y ambulancias. No sabíamos qué era y nos quedamos ahí. Se produjo un silencio muy grande. No sabíamos lo que pasaba”, le dijo al Tribunal.
Al otro día “Pusieron la bomba, destruyeron todo y después vino un policía a decirnos tanto a mí como a la vecina que podíamos sacar todo el material que quisiéramos porque estaba todo terminado. Y le dije: yo de ahí no saco un ladrillo. Fue una época de terror” (…) “Ojalá no vuelvan más”, reflexionó, más adelante.
Se acordó que tuvo contacto con uno de ellos -José Luis Nicola- con quien mantuvo diálogos relacionados con el nacimiento de su beba y de su paternidad. “Yo también voy a ser papá”, le había dicho. Y otra vez le avisó que “ya nació mi hijo”. Enfatizó varias veces que “Nunca me molestaron” y que siempre se preguntaba qué habrá pasado con el chico. “Hasta el día de hoy me pregunto qué pasó con ese niño”, expresó. Se refiere al bebe hijo de José Luis y de Lucía Molina, que sobrevivió.
No pudo recordar con exactitud lo que declaró antes. No obstante, apenas le fueron leídos algunos pasajes reafirmó sus dichos. Por caso, cuando Lyllan Luque le refrescó la memoria confirmó que antes de que se produjeran los hechos escuchó el llanto de un bebe y gritos.
“Espero que haga Justicia”, dijo al finalizar.
Habían sido citados tres testigos. El tercero, Manuel Isidro Ocampo fue reprogramado para el 27 de noviembre próximo.
El martes próximo continuarán los testimonios.
Fotografías Nicolás Castiglioni
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