Discurso completo pronunciado por de la Secretaria General del Cispren, en la apertura del 36° Congreso Provincial de Trabajadores de Prensa y la Comunicación, y Autogestionados, realizado los días 1° y 2 de noviembre de 2019, en la ciudad de Villa Dolores.
Por Mariana Mandakovic*
Bajo esta consigna abrimos una nueva jornada de debate dando inicio al trigésimo sexto Congreso Provincial de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa y de la Autogestión.
Necesitamos un nuevo tiempo que nos proyecte como pueblo, que genere espacios de debates sobre nuestro destino, sobre nuestra identidad como trabajadores y trabajadoras.
Necesitamos un nuevo tiempo que nos brinde la posibilidad de ser hacedores de nuestro futuro, de concretar los sueños, de pensar un país más inclusivo, más equitativo, más igualitario. Esto nos demanda el esfuerzo de mirarnos como clase y revalorizar nuestro lugar en la sociedad.
Hoy no es sólo nuestro país el que transita una de las crisis más grandes de la economía capitalista y esto tiene consecuencias directas para los pueblos. El proyecto político (de las clases dominantes) que representa el neoliberalismo resulta ser -entre otras caracterizaciones -complejo, diverso, dinámico y, sobre todo, resiliente. No hay modelos perfectos. Nuestros hermanos chilenos y ecuatorianos saben de eso.
En cada país, en cada sociedad, este proyecto neoliberal se ha manifestado de diversas maneras, pero en todos los casos impone la idea de que la producción y la reproducción de las relaciones sociales deben sujetarse al poder y al libre juego de las fuerzas de mercado. Una gran mentira: el mercado no nos regala nada, en todo caso nos quita derechos, nos quita fuerzas, y nos impone miseria, hambre, desocupación.
Nos quita soberanía. Una vez más, la entrega de la soberanía económica a manos de endeudamiento vía Fondo Monetario Internacional, condiciona la vida del conjunto de la sociedad. La dolarización de las tarifas de servicios esenciales, frente a la pesificación y el congelamiento de los salarios, sumado a la creciente e imparable inflación y a la destrucción del aparato productivo, ha generado que millones de argentinos cayeran por debajo de la línea de la pobreza. Construir nuestra propia estrategia como trabajadores y trabajadoras en este contexto es una imperiosa necesidad.
Tierra arrasada
Luego de cuatro años de ajuste y de retrocesos en derechos fundamentales para los trabajadores y trabajadoras, de ataque avieso a nuestras organizaciones, nos expresamos libremente en las urnas. Los resultados electorales alientan un cambio de escenario; la salida de este Gobierno Nacional que encarnó un neoliberalismo salvaje es el fruto de un sin fin de luchas y resistencias populares, con la presencia de numerosas organizaciones sindicales, sociales y políticas en la calle reclamando lo que nos corresponde, construyendo un poder popular capaz de equilibrar las desigualdades propias de estos modelos excluyentes en cualquiera de sus versiones.
Las soluciones no son mágicas y mucho menos dependen de una sola persona. Dependerá de nuestra capacidad para organizarnos y construir ese poder popular para generar cambios profundos que favorezcan a los y las trabajadoras en su conjunto y no transitar por un camino resignado, con módicos objetivos.
Y es que “la tierra arrasada” que deja la experiencia macrista, importa, sobre todo, un gran condicionante a la hora de avanzar con transformaciones y recuperar paulatinamente todo lo perdido.
Nuestra responsabilidad, entonces, es mayúscula: El poder real, fortalecido en estos últimos años, busca que el gobierno ungido por las urnas el 27 de octubre no vaya más allá de “administrar la crisis”. Nuestra responsabilidad será coadyuvar, desde el lugar que nos toca como organización gremial, para consolidar este proceso político que se abre, y que podamos trascender las meras “buenas expectativas” que nos despierta; debemos aportar nuestra militancia, nuestra experiencia sindical; haciéndonos cargo del rol político que nos compete como trabajadores y trabajadoras, en pos de avanzar hacia la construcción de la Patria que soñamos: con justicia social, con la inclusión de todos y todas, con los brazos abiertos para integrarnos a los pueblos hermanos de la región.
Los trabajadores y trabajadoras de prensa y la comunicación popular no salimos indemnes de estos cuatro años de neoliberalismo: sufrimos en carne propia sus consecuencias; 4500 puestos de trabajo menos en todo el país; retiros voluntarios. El cierre o achicamiento de medios, la incertidumbre por la caída permanente de nuestros salarios, el vaciamiento de los medios públicos y la indiferencia para los medios alternativos, populares y comunitarios, es el corolario al que nos enfrentamos diariamente.
Sabemos con lujo de detalles que la industria de los medios a nivel mundial continúa y continuará transformándose a pasos agigantados de la mano de las nuevas tecnologías y formas de comunicación. Internet ha penetrado en la industria de los medios cambiando los hábitos de consumo, dispersando las audiencias a través de múltiples plataformas digitales y priorizando el entretenimiento sobre la información.
Somos imprescindibles
Existen tantas formas de trabajo como posibilidades de generar y producir información. Para los que aún tenemos el raro privilegio de trabajar en relación de dependencia, esta realidad nos obliga a adaptarnos, a flexibilizarnos, precarizarnos y tener que responder a las exigencias de un mercado laboral que cada vez está más lejos de pensar en la necesidades de información de la sociedad. La manipulación y las operaciones en torno a las noticias se mezclan cotidianamente en el ejercicio de nuestro oficio. Paralelamente, y con gran esfuerzo, existen un sin número de proyectos comunicacionales vinculados a la autogestión, a cooperativas de trabajo, a la comunicación popular, que avanzan más allá de la adversidad para garantizar el derecho humano de la comunicación.
En todos los casos, en todas estas experiencias de medios privados, públicos o populares, existimos trabajadores y trabajadoras productores de información, de noticias. En este contexto, somos los y las periodistas, los y las comunicadoras populares imprescindibles. Sí, imprescindibles.
En un mundo donde todo se esfuma, donde todo circula a alta velocidad necesitamos detenernos a pensar en la función social de nuestro oficio. Nadie lo va a hacer por nosotres. Y ocultar esa función social es atentar contra la democracia porque la información es la materia prima necesaria para constituir un sistema democrático que sea la base para consolidar una sociedad movilizada, cuestionadora, atenta, a la que nadie se atreva a pasar por encima.
El convenio
Los movimientos feministas han logrado interpelar masivamente los viejos paradigmas y hace crujir las formas patriarcales de dominación. No hay dudas que las relaciones de género son relaciones de poder, donde existe subordinación, jerarquización y, por tanto, necesariamente, desigualdad y violencias. Por eso y de a poco vamos desenmascarando al patriarcado como un sistema de dominación social, que reproduce la desigualdad. Este no es un problema sólo de las mujeres o diversidades, debe ser una preocupación de los trabajadores y trabajadoras como
clase social porque la creación del poder popular es inescindible de la batalla cotidiana por acabar con toda forma de opresión, siendo la opresión de género una de las más antiguas y consolidadas.
La unidad de los trabajadores y trabajadoras es clave para enfrentar este proceso. Desde nuestras identidades, desde cada una de nuestras historias, organizados desde las bases y movilizados con objetivos comunes, seremos protagonistas de este nuevo tiempo.
No hablamos de la unidad de sellos, necesitamos cimientos fuertes, profundos, que nos sirvan para marcar un rumbo colectivo. Tenemos una ventaja, un denominador común y es que somos los dueños de lo único que produce valor en el capitalismo: NUESTRO TRABAJO.
Por eso hoy nos convocamos a discutir las formas de fortalecer la organización colectiva porque necesitamos involucrar a todos y todas las compañeras y compañeros que trabajan en la actividad.
Necesitamos un Convenio Colectivo que nos contenga a todos y todas, desde donde podamos reconstruir la actividad de prensa y la comunicación desde las distintas experiencias comunicacionales reafirmando nuestra institucionalidad con la firme idea de dar la disputa frente a los medios formales y exigiendo al Estado su participación para garantizar la defensa de nuestro oficio.
Autogestionados
Hoy, la autogestión se ha convertido en la única alternativa para poder trabajar. Son los medios alternativos, comunitarios, populares, colaborativos y cooperativos los que pese a toda adversidad sostienen la voz de los sectores sociales y políticos que no tienen voz.
La comunicación es una herramienta de transformación social y en esos términos la concebimos. Defendiendo lo nacional, lo local o regional y lo comunitario como forma de expresión y desarrollo social.
Reconocer particularmente a estos trabajadores y trabajadoras, asegurar el ejercicio del oficio de todas y cada uno de ellas, es un nuevo desafío que como organización sindical vamos a dar con la implementación del Registro de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa y la Comunicación y con el reconocimiento del Estado Provincial y de la Universidad Nacional de Córdoba. Porque podrán cerrar todos los medios pero los que no cerramos, los que no bajamos los brazos somos los trabajadores y trabajadoras. Ese registro debe ser una base para organizarnos y garantizar derechos para los que sostenemos el paradigma de la libertad de expresión, la pluralidad de voces y el acceso a la información de toda la sociedad.
Tenemos mucho por hacer y pensar. Se abre una nueva etapa que pone a las y los trabajadores como protagonistas con una oportunidad de ofensiva para la construcción de un proyecto soberano y democrático que juegue en beneficio de las grandes mayorías. Porque como lo señala el escritor y filósofo Noan Chomsky: “Mientras la población general sea pasiva, apática y desviada hacia el consumismo o el odio de los vulnerables, los poderosos podrán hacer lo que quieran y los que sobrevivan se quedarán contemplando el resultado”.
Porque nos reconocernos como hacedores de la historia colectiva, bienvenidos al 36º Congreso de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa y la Comunicación Autogestionada.
*Periodista. Secretaria General del Cispren
Intertítulos: Prensa Cispren
Fotografía Bárbara Arias
Apertura y actividades
Cierre del Congreso
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