El 2 de agosto último se realizó la entrega de los premios del concurso de expresión escrita «Salud de los Trabajadores – Sin Presiones», organizada por el Instituto de Salud Laboral y Medio Ambiente (Islyma).
Por Redacción*
La actividad estuvo a cargo de Silvia Belga, Coordinadora del Concurso e integrante del ISLyMA, quien se refirió al tema de la presente edición «Salud, Pandemia y Después», que hace alusión al encierro que padecimos y el paso a la normalidad que nos exponen.
La coordinador del concurso expresó: «¿A qué normalidad nos convocan? Todxs sabemos cómo nos afectó la pandemia, con una profunda crisis económica y social que amenazó y amenaza aún nuestros medios de vida, con más precarización, desocupación, subempleo, suspensión, jornadas reducidas de trabajo… La suma de todo esto aporta aún más claridad sobre la vulnerabilidad que tenemos como clase trabajadora”. Belga destacó la importancia “de poder poner en palabras escritas lo que nuestros cuerpos hablan. Aquí quedan plasmadas sus vivencias. Sus denuncias. Sus propuestas. Más de 250 testimonios acompañan este camino de pensarnos, sentirnos y escribirlo”
El jurado estuvo integrado por Magali Zulema Arocena (Lic. En Higiene y Seguridad en el Trabajo. Directora de Capacitación del Instituto de Salud y Seguridad de l@s Trabajador@s – ATE Nacional; María Dolores Bertarelli (Profesora en Ciencias de la Educación. Docente Jubilada. Integrante del ISLyMA) y Renzo Aghemo (Lic. En Psicología. Coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Pública de Córdoba. Técnico del Área de Desarrollo del Ministerios de Educación de Córdoba.)
En la edición de este año se presentaron 22 trabajos de diferentes temáticas y procedencias. El primer premio fue el titulado «Aurora, la ama» de Sandra Mariel Cáceres (psicóloga- Ministerio de la Mujer), procedente de la localidad de Cosquín, Córdoba. El segundo premio para «La maquinita» de Grisel Nieva (empleada de empresa gráfica, Córdoba); el tercer premio, «Maldito Triaje» de Mariano Emilio Losa (Médico sanitarista, salud Pública, “Carlos Paz Despierta” Córdoba.
También hubo reconocimiento en las menciones a los siguientes trabajos:
- “El anclaje”. Autor: Sergio Martín Coria (periodista, fotógrafo – Villa Dolores, Córdoba).
- “Una bomba”. Autora: Ana Carolina Militello (lic. En Comunicación social. Desocupada – Nono – Pcia. De Córdoba)
- “Circularidades”. Autor: Bruno Suarez (docente, acompañante terapéutico). Las Higueras, Córdoba.
- «Un psicólogo en tiempos de pandemia». Autor: Walter Guillermo Palladino (psicólogo). Unquillo- Mendiolaza, Córdoba.
- “Eclipse Bancario”. Autor: Eduardo Alberto Planas ( jubilado del Poder Judicial de Córdoba). Córdoba.
- «Trabajo de lo que puedo». Autora: María Cristina Beovide (psicóloga, socióloga – Hospital Público). Buenos Aires.
- “Nacimientos”. Autor: Julián Piñero (Operario en Semillero). Venado Tuerto, Pcia. San Fe.
- “Sentimientos encontrados”. Autora: Mercedes Yolanda Jerez (Lic. En Enfermería – Hospital de Niños de Córdoba. Córdoba.
- “El peón”. Autor: Aquino Julio César (Lic. En enfermería). Lamarque, Río Negro.
Compartimos, en esta ocasión, el primer premio, de Sandra Mariel Cáceres.
Aurora, la ama
De muy chica trabajó.
Aurora no lo soñó.
A sus ocho comenzó, de prestada
esa función.
Muy curiosa , despeinada
en la escuela esmirriada
ni una muñeca tenía
pero ella las anhelaba.
Un pedido de limpieza
otros de acomodación
la llevaron a otras casas
sin pena ni compasión.
A sus catorce sus padres
la enviaron a la ciudad
“cama adentro” le dijeron
y allí comenzó sin más.
Cocinaba, ordenaba
hacía lo que hay que hacer
mantenía bien la casa
y ella quería aprender.
Empezó a formar familia
a los diecinueve ya
y al tiempo mudó hacia el sur
a ese sur que es bien austral.
Entonces se convirtió
en la ama de su casa
planchaba, ordenaba todo.
Con su tiempo hacía magia.
Una vez siendo mamá
también al comerció entró
esto poco le duró
porque el marido la habló.
Era capa en lo que hacía
pero eso a quien importó
debía quedarse en casa
y ella el mandato cumplió.
No quedó con sólo eso
Ya que aprender fue pasión
repostería ,costura, arte
y decoración.
Con tres niños y pareja
se hacía tiempo para hacer
para que brille su hogar
sin dejar de querer ser.
Los chicos fueron creciendo
y cómo los padres pedían
“primero son los estudios”
Ella en esto si insistía.
Quería ir para adelante
y puso su propio kiosco.
Hacía balances compras
Y manejaba el negocio.
Mucha sapiencia de todo.
Poca educación formal.
No terminó el secundario.
Tal vez no le importa ya.
Cose como las mejores.
Alta costura emprendió.
De sexto sentido afilado
en eso sabe, brilló.
No se queda ni un momento.
La energía no la deja
a pesar que ya sus huesos
la tienen de queja en queja.
Con sesenta y nueve sigue
jubilada ya a esta altura
siendo ama, costurera
madre, abuela y con ternura.
Fuerza bruta, que le hiciste
a su cuerpito doliente?
ofrécele en esta instancia
unas labores clementes.
La ama no siempre ha sido ama
y hoy se otorga algún permiso
de que queden platos sucios
a la noche y no es capricho.
Que ser ama te proteja
de lo crudo del oficio
que en la vejes no te otorga
lo que valió el sacrificio.
Ama ,amita del alma
del corazón del hogar
vos sí que pudiste tanto
sabiendo que paga mal.
Sin tu presencia la casa
se caerá hasta el final.
Hiciste bien tu trabajo,
entregaste todo y más.
Fundamentos del jurado
Atraviesan el texto cuestiones como las condiciones de vida que impulsan al trabajo infantil, los mandatos de género, la desigualdad de género, el trabajo de cuidado no reconocido ni simbólica ni materialmente, el cuerpo como territorio. Creo que tensiona con ideales de éxito hegemónicos.
Ikalenem (pseudónimo de la autora del relato) en “Aurora, la ama” nos describe la potente vida de una mujer trabajadora quien, pese a los mandatos socio políticos y económicos, construye su vida y la de les que la rodea (hijxs, pareja). No es casual el nombre de la mujer, Aurora, porque tiene un fuerte simbolismo junto a la caracterización “la ama” (ama de amar a sí misma, a les otrxs, a la vida; ama de señora de su casa de sus hijxs de su pareja, ama de dueña de sí misma. Muy buen texto que da cuenta de las formas de cuidados y crianzas “impuestos” en una cultura patriarcal y machista, los cómo nos atraviesan los sentidos y sin sentidos más profundos, la autopercepción de género, identidad de clase. En el relato se transmite fuerte el mensaje de que puedo con todo, mostrando como transversales a la vida de esta mujer, la lucha constante por ser y la sumisión al mandato de lo que “debe ser”. Pasa por un mundo del trabajo muy variado (muy feminizado), a pesar de ser siempre su eje el trabajo de cuidados principalmente para su familia.
Quién sabe qué más le esperaba sin esos mandatos tan fuertes.
* Fuente: Islyma: www.islyma.org.ar