Expresaba en una nota periodística publicada en la revista Umbrales, «Los periodistas de Córdoba durante el Golpe Militar de 1976» (2006), Raúl Cuestas, el ex secretario general del Sindicato de Prensa de Córdoba y Secretario de Organización de la Federación Argentina de Trabajadores de la Prensa (Fatpren). Compartimos este artículo en su memoria.

El dirigente, quien tuvo que exiliarse cuando el sindicato fue intervenido militarmente, fue también miembro del secretariado de la CGT Cordoba, vicepresidente de la Federación Lationamericana de Periodistas, vicepresidente de la Organización Internacional de Periodistas con sede en Praga, tuvo que exiliarse cuando el gremio de prensa fue intervenido militarmente.

Por Raúl Cuestas*

Antes del golpe militar de 1976 el gremio de prensa estaba muy bien organizado. En esos años había conseguido el convenio de trabajo más importante de toda su historia, con la incorporación del cinco por dos (cinco días de trabajo por dos de descanso); un salario que para cualquier trabajador hoy equivaldría a 2500 a 3000 pesos ; y una cláusula que permitía a los trabajadores no escribir nada que les ordenaran las empresas periodísticas si violentaba su conciencia. Tras el golpe militar todo cambió La mayoría de los periodistas y gremios combativos fueron perseguidos. El sindicato, al igual que la Federación de Trabajadores de prensa, fue intervenido, y empezaron a producirse secuestros y asesinatos.

Por aquellos años de plomo yo me desempeñé  como secretario general del gremio de prensa en Córdoba y militaba en el peronismo revolucionario (Montoneros). A pocos días de que tomase el poder la junta militar, en mayo de 1976, mi casa fue allanada por el ejército que por equivocación mató a una persona que casualmente pasaba por allí con un vehículo igual al mío, en la calle Bedoya y Fragueiro, en Alta Córdoba. Después de eso me fui a Buenos Aires y finalmente terminé exiliado en México, donde formulé la primera denuncia internacional que se hizo contra el gobierno militar en el exterior.

En México fui electo vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, y a cada lugar que iba procurar denunciar lo que estaba pasando en Argentina . Entre 1978 y 1981, instalé en Costa Rica una radio, Radio Noticias del Continente Era de onda corta y su señal llegaba hasta Argentina. Esta radio era un modo de contraponer la fuerte censura que había en el país, donde en cada medio de comunicación había un interventor  militar, que en algunos casos llegaba hasta escribir  las notas y dárselas a los periodistas para que las leyeran.  Recuerdo que cuando aún estaba en Argentina, siendo director del diario El Mundo de Buenos Aires, publiqué una circular interna de la dirección de La Voz del Interior que establecía que en ese diario no se podía hablar de los desaparecidos y que todo debía ser fiscalizado por el veedor que allí tenía el Tercer Cuerpo de Ejército.

Mi memoria trae como recuerdos también que muchos medios apoyaron y alentaron al gobierno militar. Entre ellos recuerdo a los diarios La Nación, Clarín y todos los medios audioviduale1s. Es cierto que su línea editorial coincidió con el pensamiento de algunos sectores de la sociedad argentina, sobre todo los de la pequeña burquesía, que dieron su decisivo apoyo a los militares aunque ahora lo nieguen y se bañen de democracia.   

Asimismo algunas de estas empresas  periodísticas no sólo apoyaron el golpe, sino que además hicieron pingües  negocios con el gobierno militar. Me refiero concretamente a ese asqueroso negociado que fue la entrega de la empresa Papel Prensa a los grandes diarios (Clarín, La Nación, La Razón, La Prensa) y con el cual la mayoría de la prensa del país quedó cautiva de la distribución de papel, que pasó a estar en manos de esos diarios. Lo cierto  es que a treinta años de aquel infausto golpe, el salario promedio de un trabajador de prensa es de 1000 pesos. A su vez el trabajo estable es escaso, ya que hay mucho trabajo periodístico  fee lancer (periodistas que cobran por nota y no un salario mensual) con lo cual hay empresas periodísticas como La Voz del Interior que casi no tiene personal de planta. Es decir hoy los trabajadores de prensa  todavía padecemos las secuelas de aquella dictadura sangrienta que barrió con las principales conquistas laborales alcanzadas hasta ese entonces, conquistas que nunca más fueron restablecidas.

*Ex secretario general del Sindicato de Prensa de Córdoba.

Imagen: De su muro personal en Facebook.

Fuente: Centro de Documentación «Juan C. Garat» – Cispren. Página web: www.centrodocumentacion.com.ar

 

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