Representantes de diversas Brigadas Forestales de la provincia expusieron sus testimonios describiendo la situación en la que llevan adelante su actividad desde una perspectiva comunitaria, colectiva y autogestiva para combatir no solo los incendios, sino para reforestar los territorios en el que el fuego arrasó. A un problema político, una respuesta política.

Por Redacción*

El conversatorio fue el ámbito de reflexiòn donde tomaron la palabra las brigadistas forestales Natalia Roca, Yazmín Asís Maleh (Brigada Forestal Inchín) y Giuliana Santoli (Brigada Forestal Colibrí), acompañadas por Juan Orco, técnico del PECYT (Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Secretaría de Extensión Universitaria – UNC). La actividad estuvo coordinada por el periodista Lautaro Palacios (Enfant Terrible) y se realizó el jueves último en el Centro de Documentación del Cispren.

En la apertura, el secretario de Cultura del Cispren, Daniel Díaz Romero, dio la bienvenida a les panelistas y destacó la relevancia de poner en debate y escuchar las voces de lxs brigadistas, un tema que -por primera vez-  construyó un espacio de encuentro en el sindicato de los trabajadores de Prensa estableciendo lazos entre las diversas experiencias de la provincia de Córdoba.

En el inicio de la conversación, ante un público interesado por la temática, fue el comunicador Lautaro Palacios quien abrió el diálogo, partiendo de un ejercicio de resignificación del título de la convocatoria “Lenguas de Fuego” para nombrarlo como las “Lenguas del Fuego”, en referencia a que les integrantes del panel son quienes sienten, viven, huelen el fuego, exponiendo sus cuerpos en el combate contra las llamas, en la ardua tarea de combatir los incendios.

Ante el disparador inicial de qué significa el fuego en sus experiencias de brigadistas, se destacó a la organización comunitaria como factor movilizante para dar respuesta a una situación más que compleja en el ámbito provincial.

“El fuego para mí ha sido parte nuestra. Es la fuerza del avance, todos somos fuegos, fuegas. Es también una transmutación, en la que nos hemos convertido en parte de la solución”, afirma la fotógrafa Natalia Roca, de la brigada Inchin. Al tiempo que Juan  Orco relató y valoró la experiencia de haber vivido otros fuegos, más bien sociales, como el del 2001 donde se incorporó a la experiencia de Sala de Prensa Ambiental, y confraternizó con otros vínculos: “A mí, el fuego me hermana”, expresó. 

Yasmín Maleh, integrante de la Brigada Inchín, vive en Sierras Chicas y empezó a participar en el combate contra los incendios hace algún tiempo. La brigadista define al fuego “como una infancia prendida, es el motor de la organización, el antídoto a lo  mismo que también creamos, porque todo fuego es producido por un interés, tiene un trasfondo, pensando que todo fuego es política”.

Todo fuego es político

Luego de la pregunta acerca de ¿qué de lo político está en el fuego? y ¿qué de las brigadas está en lo político?, la palabra circuló entre las y los panelistas para coincidir en lo valioso que resulta el sostén comunitario, motor de la propuesta. La organización entre brigadas fortalece, es la apreciación colectiva de quienes están presentes en la charla. 

Lo político es una lógica que está instaurada en los territorios con las vecinas, los vecinos, y es allí donde nacen y se organizan las brigadas, en la lógica de gestionar el territorio. Lo político es también lo que surge de las instituciones ya que nunca hay predisposición y apertura para que a les brigadistas se nos faciliten siquiera los insumos para protegernos o equipos para combatir el fuego. Estar en en un incendio lleva a ponerte borcegos, pantalones ignífugos, casco, guantes y a tener un respaldo de comunicación. Todo esto es generado por las brigadas y la comunidad que la sostiene. Las brigadas se financian solas, hay un sustento de organización colectiva. Es una respuesta a una lógica que avasalla”, expresó  Giuliana Santoli.

Por su parte, para Natalia Roca el tema tiene que ver con lo que hay detrás del fuego. Parece un desastre natural pero no lo es, afirma, “porque no están ni las voluntades ni los recursos económicos para que dejen de desatarse los incendios; o bien porque se lo utiliza como un instrumento más para cambiar el uso del suelo y que esos territorios sirvan para otros fines, actividades u otro tipos de negocios. Si hubiera realmente recursos sería distinto: tendríamos acceso a equipos de capacitación, herramientas, en una provincia que está devastada por el extractivismo de todo tipo. Por eso, “desde las brigadas se trata de dar una respuesta organizacional, comunitaria que no está dada desde el Estado. Salimos porque nos moviliza, hay mucha diversidad que se pierde víctima del fuego pero nosotras apostamos a la preservación. En este sentido es político”, expresa Natalia Roca. 

Después del fuego

Por su parte, Juan Orco, relató que el trabajo que realiza es posterior al que las compañeras de las brigadas forestales y se hace de forma articulada. Centralmente, la tarea es de reforestación, sembrar o plantar árboles nativos a partir de la organización «Jardineros Sin Fronteras». “La tarea es ardua, y hay que pensar cada una de las articulaciones. Hay un gran colectivo: Muches de nosotros además de estar coordinando, asistiendo, necesitamos comunicar, transmitir lo que está sucediendo. Hay un trasfondo político de esa construcción compleja que es necesario contar, porque además de la actual lucha contra el fuego y la prevención hay un proceso educativo para nosotros y los que nos rodea. Estamos enunciando algo que está detrás y tratamos de entender y compartir que es una faceta compleja: nosotros vamos atrás de  ese proceso que queremos frenar. Nosotros no queremos ir al fuego, damos respuesta a algo que sucede luego de su paso. Ojala se pudieran dar respuestas de otro tipo y no estar luchando contra los incendios recurrentemente.”

La actividad contó también con la intervención de la artista Indira Montoya, que mientras les panelistas dialogaban, desarrollaba una performance llamada «El monte impronunciable»: tras recolectar restos de árboles quemados en zonas arrasadas por los incendios de este año, escribía con ellos para dar testimonio y reflexionar sobre lo que implica esa desvastación.

Al mismo tiempo, se  conmemoró con el banco Rojo del Cispren, la memoria de la bombera voluntario Luana Ludueña, quien se suicidó tras ser víctima de violencia de género y denunciar al ex director de Defensa Civil de la provincia, Diego Concha. 

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