A ocho años del primer Ni Una Menos, desde el Círculo de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren) renovamos nuestro compromiso con la eliminación de la violencia de género en todas sus formas y decimos basta a los femicidios, travesticidios y transfemicidios que cada 32 horas ocurren en Argentina.
Consideramos que los medios de comunicación tienen un rol clave en la promoción y defensa de los derechos de las mujeres e identidades diversas, y que tal como lo establece el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo tienen la obligación de garantizar espacios de trabajo libres de violencia.
En ese sentido, instamos a los medios de Córdoba – ya sean públicos, privados, comunitarios y/o autogestionados- a incluir protocolos para el abordaje de situaciones de violencia y a brindar capacitaciones a todo su personal, independientemente de su jerarquía. Así como también a promover un abordaje periodístico con perspectiva de género.
En relación a ello, destacamos que a un año de la denuncia que realizamos ante el Ministerio de Trabajo de Córdoba por violencia machista de un directivo de Cadena 3 contra trabajadoras de dicha empresa, el sindicato consiguió que el personal de Radiodifusora del Centro asista a capacitaciones en perspectiva de género y que dicho medio contrate a una consultora privada en género. Sin embargo, denunciamos que al día de la fecha el directivo denunciado no asistió a ninguna capacitación ordenada por el Ministerio de Trabajo y que continúa en su cargo.
Por otro lado, celebramos la incorporación de protocolos en distintos medios de Córdoba y la activación de los mismos en al menos cuatro oportunidades en el último año, lo que demuestra la necesidad imperiosa de contar con esta herramienta para garantizar ambientes laborales libres de violencia.
Por último, instamos al Gobierno nacional a reglamentar de forma urgente la Ley de Equidad de Género en los Medios de Comunicación.
Decimos basta a la violencia patriarcal, económica, sexual, institucional, política y racista.
Decimos basta a las violencias cotidianas, que son parte de formas de opresión históricas y que sirven para explotar nuestros cuerpos y territorios.
A 40 años de recuperar la democracia, decimos “no hay democracia con deuda externa ni bajo el control del FMI; no hay democracia con estos niveles de pobreza; no hay democracia si se persigue y estigmatiza la protesta social”.